Como diseñadora de interiores, cada proyecto representa una emocionante aventura que me permite plasmar mi visión y estilo únicos. Recientemente, tuve la oportunidad de trabajar en un espacio donde la cromatía en escala de grises fue el eje central, desafiándome a explorar nuevas fronteras creativas.

La decisión de trabajar en una paleta de grises no solo fue estética, sino que buscaba transmitir una sensación de elegancia atemporal y sofisticación. Para evitar la monotonía, incorporé elementos geométricos en lámparas y mobiliario. Las poltronas de la sala, con sus respaldos en forma de cilindro y arco horizontal, fueron una de las creaciones más emocionantes, rompiendo con la uniformidad y añadiendo dinamismo al espacio.

Pero no todo se trató de formas y líneas; las texturas jugaron un papel crucial en la creación de una atmósfera acogedora y visualmente interesante. La combinación de geometrías y texturas en textiles y acabados fue de suma importancia para crear el look and feel deseado. Los textiles enriquecieron el ambiente con suavidad y calidez, mientras que los papeles tapiz en los muros agregaron profundidad y un toque de lujo sutil.

El uso estratégico de piedras naturales y alfombras con formas y texturas complementó la paleta de grises, creando contrastes y puntos focales que capturaron la atención y añadieron una sensación de confort.

En resumen, este proyecto fue una emocionante travesía donde pude fusionar mi amor por el diseño con la exploración de nuevas posibilidades estéticas. El resultado fue un espacio que no solo cumplió con los requisitos funcionales, sino que también se convirtió en un reflejo de mi pasión por la elegancia y la creatividad en el diseño interior.