Me encanta cuando llegan a mi taller proyectos desafiantes, espacios que presentan limitaciones arquitectónicas que resultan ser todo un reto. Recientemente, llegó a mi taller un espacio de sala comedor en el piso 21 con una vista espectacular. Sin embargo, estos espacios estaban divididos visual y físicamente por un baño social con forma de cilindro. Es decir, un cilindro de considerable tamaño se encontraba entre los dos espacios, y también se convertía en el punto focal del lugar, ya que es lo primero que se ve al abrir la puerta. La pregunta que surgió fue: ¿debería mimetizarlo en el espacio o potenciarlo en el diseño que voy a proponer?

En otro momento de mi carrera, habría sentido frustración y me habría preguntado quién se le ocurriría limitar un espacio de esta manera. En un espacio abierto como este, con una vista tan increíble, nunca habría colocado el baño en esa ubicación. Sin embargo, ahora tengo una forma de pensar diferente, más centrada, un poco más madura y con mayor capacidad para resolver este tipo de espacios a través del diseño. Decidí no mimetizar u ocultar el cilindro, ni trabajarlo de manera que no se notara. Por el contrario, quería que fuera un estallido de diseño, un punto focal y el eje principal de todo el espacio.

Dado que el cilindro se encuentra en la mitad del espacio, esta limitación o característica me llevó a tomar la decisión de dividirlo en tres partes. Cada parte es una cara de la circunferencia y, por lo tanto, forma parte de un espacio diferente: el recibidor, la sala y el comedor.

Además, decidí darle textura al muro de fondo utilizando un papel tapiz dorado con textura. Esto crea un contraste perfecto con el piso gris y las tonalidades en tonos arena gris y un poco de verde en las paredes.

La primera parte, la más cercana al acceso, se convirtió en parte del recibidor. Coloqué una banca en la parte inferior que complementa el espacio para la televisión de esta zona, y añadí estantes en la parte superior con algo de vegetación para humanizar el elemento.

La segunda parte, que mira hacia la sala, se convirtió en una estantería. De esta manera, pude jugar con el estilo del espacio colocando objetos de diseño, cuidando siempre el color y la forma de la composición general.

La tercera parte se incorporó al comedor, convirtiéndose en un bar y un espacio para copas y botellas.