Desde el día en que empecé a planear este nuevo viaje en el que visitaría: Madrid, Barcelona y París, me obsesioné literalmente con la historia de cada ciudad. Leí blogs, busqué series y películas que se hubieran desarrollado en esos lugares para recorrerlos, busqué recomendaciones y siempre busqué la arquitectura icónica de cada lugar. Creo firmemente que vivir la arquitectura al viajar es una manera fascinante de sumergirse en la esencia de un lugar, entender su historia y sentir su identidad.

Cada vez que llego a una nueva ciudad, y en particular en este viaje, me siento como un detective arquitectónico, ya que son ciudades muy antiguas con demasiadas historias por contar. Siempre me estoy imaginando cómo serían esas calles hace 100 años, cómo se vestían, quiénes vivirían en esas casas enormes.

Me encanta diseñar recorridos caminando, cada día un recorrido nuevo de más o menos 15 kilómetros. Literalmente, me he caminado cada ciudad, para mí es la mejor forma de conocerla y digerirla. Obviamente, visito los lugares emblemáticos, pero siempre elijo lugares más cotidianos y menos turísticos para comer, barrios donde no hay turistas, porque me encanta ver cómo se mueve la ciudad. También siempre me imagino cómo sería vivir en esa ciudad, cómo sería la rutina, cuando me gustan mucho las ciudades.

Me encantó Madrid, siempre impecable, sus calles y edificios limpios, y perfectos como vestidos de gala. Me hospedé en un hotel boutique en el área de Salamanca, un edificio restaurado convertido en hotel, con un diseño interior exquisito lleno de color como me encanta y lleno de contrastes. El lobby es un sueño, el restaurante con sus papeles tapices floreados mezclados con mobiliario de colores fuertes y piso de madera espectacular, y la habitación con unos toques industriales perfectos.

Barcelona, una ciudad alegre con muchísima gente de todo el mundo, es como ver todas las culturas del mundo en la misma ciudad. Una ciudad que creo que caminé toda. Gaudí, cada día me sorprendes más, no quería irme de la Casa Milà, impresionantes los detalles del cielo raso, creo que los contratistas que lo ejecutaron sufrieron mucho, jaja. Quedé tan impactada con esta casa que literalmente me senté en el Nacional a leer acerca de sus propietarios, sus herederos y los inquilinos de los pisos superiores. Para mí, la mejor obra de Antonio Gaudí.

París, estoy enamorada, más de lo que imaginé. La historia que albergan tus calles y edificios no tiene límites. Te he leído muchísimo y ahora te leeré más. Amo la historia de María Antonieta y Luis XVI, me encanta ver los lugares donde ocurrieron tantos hechos. Es impresionante, donde permaneció sus últimos días, la Plaza de la Concordia donde fue ejecutada. Viajar es muy emocionante, pero conocer lugares a través de la lectura es espectacular.»